Solsticio

 Hoy en el día del solsticio tuve uno de esos momentos iluminados que quiero compartir.

Me fui a una ceremonia de cuencos y cacao hermosa, parte de la ceremonia era escribir en un papel todo lo negativo para quemarlas en casa con el afán de dar espacio para que entren todas las bendiciones que están esperando.

Más de que si creo o no creo, estos rituales son momentos hermosos de introspección donde pausas a ver que es lo que quieres transformar y en cuestión de calendario tienes 6 meses para ver todo lo que siembras desde hoy hasta navidad. Así que los regalos de navidad son nada más que la cosecha de lo que estas sembrando ahorita.

Pero no fue la parte de escribir la que me dio ese momento glorioso, fue el momento que me tocó prenderle fuego. Mientras buscaba algún recipiente encontré el mismo bowl en el que hace casi un año hice un ritual parecido, quien sabe tal vez hasta fue en el mismísimo solsticio.

Y mientras en este solsticio le hacía espacio al amor incondicional para que entre a mi vida y rompa las resistencias desde un lugar de luz y felicidad, esa ocasión era todo lo contrario.

En esa ocasión estaba quemando un elemento que era literalmente mi pesadilla materializada, nuevamente se había reconfirmado la creencia de que el mundo era en un lugar hostil, nuevamente había fallado, pero lo peor de todo nuevamente sentía que no había sido suficiente. Ni que decir que lo estaba haciendo desde la carencia, desde el victimismo, desde el enojo, con un dolor muy grande en el pecho, reprochando, reclamando, resistiéndome y aferrándome a la historia de pobre paola.

Luego de esa etapa vino una etapa de rabia, rabia contra mi misma por haber permitido que eso pasé, por haber permitido que me hagan daño, por haberme puesto en esa situación tan vulnerable, me lo reprochaba constantemente hasta el punto de destruir la poca confianza que había quedado en mí.

Tanto así que los primeros meses tenía que pedir verificación y validación a mis amigas por las cosas que vivía, preguntarles si lo que estaba pasando era real o yo me lo estaba imaginando nuevamente, me había repetido tantas veces que no podía controlar mis unicornios que me lo había creído , de que no entendía como funcionaba el mundo, era una inválida emocional.

Y poco a poco me fui reconstruyendo, y amando cada pieza que ponía en su lugar. Volví a crear mi espacio seguro, volví a amigarme con mis unicornios, deje de culparme, de culpar al universo y tome responsabilidad desde un lugar amable y compasivo conmigo.

Me prometí no volver a permitir que nadie me trate así, pero sobretodo me prometí que la próxima vez no me iba a callar, así le tenga miedo a la respuesta.

Entonces aquí estoy más de un año después en otro ritual desde otro lugar tan diferente y no puedo decir más que me siento muy agradecida por la vida, por la lección y por sentir ese destello de esperanza que me ciega por lo brillante que es. No hay fondo que no tenga piso, la oscuridad termina, la luz siempre gana y cuando vuelve, vuelve recargada.

Hoy por hoy siento toda la luz de este solsticio brillando dentro de mí y estoy enfocándola en una semilla de intención, segura que de aquí a unos meses podré ver una cosecha hermosa.

Porque si la siembra anterior hecha en oscuridad dio estos frutos tan maravillosos, no me quiero imaginar lo que da una siembra hecha en luz, la cosecha va a ser sublime!

Así que disfruta del solsticio, deja que la luz entre y desde ya te deseo una cosecha mágica.

Pd: No te olvides de regarla con amor







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