Family matters

Que la familia sea tu punto gatillo más fuerte es lo más loco de todo este viaje.
Habiendo crecido con la creencia de que la familia va primero, pase lo que pase, sea lo que sea, es complicado ver que son el mayor obstáculo a cualquier intento de hacer que las cosas cambien.
En ciertos momentos que logro ponerme como observadora de los patrones y de las dinámicas tóxicas que hemos normalizado y que manipulamos constantemente al interés de cada uno de los miembros, me quedo corto en decir que definitivamente podríamos hacer hasta una serie de unas 10 temporadas en Netflix y aún seguimos día a día construyendo más material.
Muchas veces me parece irreal que en serio pasen aún cosas como las que pasan, cuando estoy más cerca a que mi pelo este blanco y mi piel con arrugas.
Entiendo de donde viene mi dificultad de SOLTAR.
Mientras más ha pasado el tiempo y más límites pongo para evitar entrar al tornado que son, cuando por alguna razón soy arrastrada a su interior no hay forma de que no se prendan todos mis sistemas de alerta y más que eso que vuelva a sentir esa sensación de desconexión y que mi sistema nervioso se altere.
Me siento como que a lado de ellos sigo siendo o esa niña de 16 años que se quería rebelar del mundo y que nadie podía controlar o esa niñita chiquita que demandaba demasiada atención, pero definitivamente no me siento como esta mujer de 38 años que soy.
Son como un TEST de sanación y en cada encuentro me doy cuenta que aún hay partes de mi que sangran, que no logran cicatrizar. La pregunta es si algún día en serio puedes llegar a ese nivel de consciencia superior que todo ese bagaje no te afecte. Definitivamente ese día me voy a convertir en el Buda.
Sin culparlos más, solamente observando como mi cuerpo se altera, cualquier doctor me recomendaría que me aleje de ellos lo que más pueda. He podido observar que mientras más tiempo paso con ellos más se debilita mi sistema inmunológico (termino si o si con gripe), estoy continuamente en ansiedad (lo puedo ver en mis uñas) y definitivamente estoy en un estado constante de fight/flight hasta el punto donde simplemente me desconecto totalmente de mí.
Parte de que quiero fortalecer mi espíritu y encontrar ese estado zen es que entiendo que algún día no estarán a mi lado, y quisiera poder aprovecharlos y amarlos tal como son, sin querer cambiarlos, sin alterarme, conocerlos en realidad ya de adulto a adulto, sin que me duela estar cerca de ellos.
Es fácil ser un ser de luz mientras estoy lejos de ellos.
Es más fácil ser yo cuando ellos no me ven.
Cómo perdonar y perdonarme hasta tal punto donde pueda encontrar la paz alrededor de ellos.
Como no repetir esta historia con mis hijos?



 

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