Te mereces esa historia de amor

Nuevamente me encuentro en un punto donde debo bajar la velocidad y entrar a mi mundo interno en búsqueda de herramientas y de consuelo. 

La vida es como es, hay momentos felices que duran poco pero que enseñan un montón, que sanan.

Hace tiempo que no experimentaba una conexión sana, contención y seguridad. Tanto así que mi mente estuvo dedicada a encontrar formas de boicotear lo que estaba viviendo. Tenía que tenerla vista, en raya, como el fantasmita de mario bros, para que no me ataque. Siempre buscando la historia atrás, la mentira, el doble sentido, recordándome momentos amargos para que yo desconfiara de lo que estaba sintiendo. Definitivamente el cerebro está programado para la supervivencia y no para la felicidad, al menos el mío, siempre hipervigilante.

Era muy cansado pero a la vez la recompensa era tan bonita. Viví muchos momentos de unicornios y arcoiris y aunque a veces creo que son muy bonitos para ser reales, (nuevamente la antigua programación) así los viví y así quiero que queden registrados.

Hay que aferrarse a estos momentos para encontrar motivos de seguir hacia adelante, de que la vida es bella, de que vale la pena seguir intentándolo.

Entendí que lo más importante era de enfocarme en mi, en mi proceso, en lo que yo estaba experimentado. Ver mis miedos, mis críticas, mis inseguridades como lo que eran, sin sobredimensionarlas y sin proyectarlas en el otro, todo eventualmente se aclaraba, las tormentas, las emociones pasaban, los “problemas” se esfumaban y cada vez sufría menos por posibles escenarios catastróficos que le encantan crear a mi cabeza. Intentando en cada experiencia sacar la enseñanza, ver como maquino, donde duele para saber cómo calmarme, como contenerme.

Es difícil también dejarse querer.

Y si hubieron muchos momentos que necesité validación, una frase cursi, un abrazo ponían nuevamente a mi sistema nervioso tranquilo, pero poco a poco empecé a encontrar esa misma sensación dentro de mi sin necesidad del otro. 

Entender que en mi mundo lo que yo siento y lo que yo experimento es solo mío, nadie lo puede entender o descifrar mejor que yo. 

Fueron los detallitos que ayudaron a calmar la ansiedad, el miedo y de a poquito curando. De alguna u otra forma me había convencido de que yo no iba nunca mas iba a vivir esto o peor que no lo merecía. Cositas como que me agarrará la mano para caminar por la calle, el mensajito de buenos días, recordar algo importante de alguna conversación, poder conversar de temas que nunca pude hablar con nadie, fueron granito a granito desempolvando ese mundo que pensé que había perdido.

Vivir pensando que no lo merecía hacia que acepte muchas cosas que ahora viendo en retrospectiva eran inaceptables por la gente que más quiero.

Tambien entendí que el camino es largo, que recién puedo ser más consciente de cómo mi historia gobierna mi vida, mis decisiones. De cómo mis heridas aún supuran pus y no están ni cerca de estar cerradas.

Mi corazón está lleno de gratitud hacia este maestro que la vida puso en mi camino. Y si, como quisiera que se quedará conmigo, pero también entiendo que no todos llegan para quedarse para siempre y soy tan feliz de haber coincido aunque sea un ratito. El arte de soltar sin morir de pena.

Esta vez no quiero olvidar, ni borrar este capítulo, esta vez quiero que quede como este happy place, este refugio de paz, ese mundo de posibilidades.

Espero que encuentren una persona así en el momento indicado que solo les recuerde con mucho amor y paciencia lo que valen y es oro :) siempre, en cualquier circunstancia, cuál sea tu historia vales oro! 💖 y si, si te mereces esa historia de amor 🌈


Comentarios

Entradas populares de este blog

Mi antes y después

Family matters

la reina eres tú