Después de 10 años de casada, la jungla de las citas

 

Salir de un matrimonio de 10+ años y volver al mundo es un SHOCK.

Cuando yo empecé a salir con mi ex, lo más moderno era el BlackBerry, y el PIN era lo más top. Facebook apenas arrancaba, y nadie se mandaba “fueguitos” para coquetear… era un mundo más simple. Y luego, BAM 💥, vuelves a la soltería y te das cuenta de que ahora las relaciones funcionan con un código secreto de señales contradictorias.

Que si te da like pero no te escribe. Que si ve tus stories pero no reacciona. Que si le das like a su foto pero no a todas, porque too much. Que si hay que esperar tres horas para responder un mensaje y no parecer desesperada. O sea, WHAT?¿No era más fácil cuando simplemente te decían "me gustas, salgamos"?

Y ojo, porque la cosa no termina ahí. Si además de divorciada, eres mamá, la vida nocturna no es que sea muuuuy activa. Entonces, ¿dónde se conoce gente? Porque en el grupo de running y en el gym ya todos están casados o ya los consideras amigos, así que esa opción queda descartada.

Entonces te preguntas, ¿será que me bajo Tinder? ¿Bumble? ¿Hinge? Pero si vienes de un país como el mío, tener Tinder no es para “conocer gente”, y si eres mujer y quieres seguir siendo “respetable”, pues ni hablar. Así que mágicamente esperas que el amor de tu vida te choque el carrito en el supermercado o que un extraño te derrame el café encima como en las películas.

O peor, piensas en salir de fiesta, pero ¿hasta qué hora? Porque si tienes 40+, eres medio cenicienta y a las 12 empieza a acabarse el hechizo. Pero si sales antes, no pasa nada, porque la gente ni ha llegado. Entonces, ¿en serio quiero conocer a alguien en un bar, si ni siquiera frecuento bares?

Y si no sales, ahí están las redes. El que te manda fueguito, el que te pone likes en todas tus fotos, el que te pregunta si está lloviendo por tu casa (random, pero bueno). Y claro, tú, con tus habilidades de flirteo del 2008, sintiéndote como abuelita aprendiendo TikTok.

Pero tranqui, con el tiempo te adaptas. Se siente incómodo, rarísimo, pero así es este nuevo mundo. Y lo único que sabes es que no te puedes quedar en el sofá viendo Netflix todas las noches de 7 a 10 p.m. esperando un milagro. Tienes que moverte, aunque no tengas ni idea de cómo.

Yo sé lo difícil que es. Parece imposible.
Pero lo único que podemos hacer es seguir trabajando en nosotras, abrirnos a nuevas formas de ver la vida, y sobre todo, NO caer en la desesperación de “agarra lo que te escribe”. Porque desde ahí, literal, no agarramos nada bueno.

¿Qué hice yo? No sé si funcionó, pero al menos me daba paz mental saber que lo estaba intentando. Me fui de viaje, aprendí un nuevo deporte, cambié de gym, tomé clases de algo que no fuera solo de mujeres, fui a conciertos, cambié de iglesia, cambié de playa… hasta le pité a un extraño en la calle solo para ver qué pasaba. Literalmente, cualquier cosa que me sacara de la rutina.

Porque a lo mejor esa persona no está en tu círculo de siempre, ni en tus actividades diarias, ni en tu estructura mental de cómo “debería” llegar. Tal vez solo puedas verla cuando abras la mente y te permitas salir de lo conocido.

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